Pensamientos de un alumno de la Escuela de Surf.

Si hay algo que recuerdo con especial cariño de Berria Surfcamp es cómo aprendí a bombear.
Cuando se pasa de espumas a olas de verdad parece que ya sabemos surfear, que ya está todo hecho y… qué va! Cada paso en el aprendizaje del surf es una odisea. Al menos así me lo parece a mi.

En el campamento de surf hay muchos niños, ellos aprenden tan rápido que da envidia, pero todo es cuestión de ganas y de esfuerzo. Y de un buen profesor de surf, claro.

En Berria las olas acompañan, son fáciles de coger, no hay rocas ni fuertes corrientes… esa tranquilidad es una de las cosas que más me gusta de esta playa de Cantabria. Me permite concentrarme en cada movimiento, en cada paso que tengo que seguir para poder progresar.

Recuerdo que éramos un grupo reducido de alumnos, ese día había olas suaves y divertidas y el profesor nos explicó cómo debíamos usar nuestras piernas y brazos para poder darle velocidad a la tabla. Ya en el calentamiento hicimos una serie completa de ejercicios, casi parecía una coreografía!, que nos sirvieron para preparar el cuerpo y para ir interiorizando la técnica.

Ah, la velocidad!! Es como si de golpe lo entendieras todo. Aquel surfista que pasa de una sección a otra de la ola como si volase, esos giros increíbles que levantan flecos de espumas de colores… todo eso se consigue con velocidad.

Uno no se da cuenta de lo importante que es hasta que siente esa aceleración. El bombeo no es una cosa fácil de aprender, pero cuando le coges el ritmo es cuando empiezas a entender las olas, a ver lo que tienes que hacer en cada momento y ahí es cuando la diversión de multiplica.

Esto lo aprendí en Berria Surfcamp durante un campamento de surf. Yo ya surfeaba, me cogia mis olas, como se suele decir. Pero mi visión del mar cambió completamente en el momento en que pude correr, y correr cada vez más. Ahora, lo que tengo que aprender es a frenarme para empezar a coger tubos, pero supongo que para eso tendré que volver a ese surfhouse enfrente de la playa y esperar a que baje la marea…